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Meniscocidio: reparar el menisco o asesinarlo.

Desde hace años sabemos que la extirpación del menisco supone una agresión severa para la rodilla, que altera la congruencia articular, expone el cartílago al roce y facilita la aparición de artrosis. Un reciente meta-análisis (el tipo de estudio científico de mayor fiabilidad, que repasa todos los estudios que hay sobre un mismo tema y hace un cálculo global de los resultados) concluye que los pacientes operados de desgarro de menisco mediante sutura o reparación meniscal tienen mejores resultados que los que se someten a meniscectomia total o parcial.

La meniscectomía sigue teniendo sus indicaciones, y hay pacientes y circunstancias en que es la mejor opción quirúrgica; sin embargo el objetivo del traumatólogo será, habitualmente, salvar los meniscos. El problema en que la cirugía de reparación, la sutura, es más difícil técnicamente que la meniscectomía, sobre todo cuando se hacer por artroscopia, lo que lleva que muchas veces se opte por la última opción, por ser más sencilla o porque necesita menor maestría en la técnica.

Ha habido una gran campaña para concienciar a la comunidad de traumatólogos de lo importante que es intentar salvar los meniscos (el Dr. Guillén acuñó el término “meniscocidio”, para dar relevancia a este acto que mutila la articulación); y los especialistas están desarrollando técnicas y aparatos que hacen que la reparación meniscal sea cada vez más sencilla y pueda realizarse en todo tipo de lesiones. Sin embargo, otro estudio reciente, en EEUU, apunta que en los últimos años el número de lesiones que se tratan mediante meniscectomía o mediante sutura meniscal no ha variado sustancialmente. Aunque estos datos no son extrapolables a España, si que dan una preocupante idea de lo que puede estar ocurriendo: que los cirujanos siguen optando por la alternativa tradicional, más sencilla. Que bien por desconocimiento técnico o por falta de experiencia, se siguen cometiendo meniscocidios.